Ante la sensación de picor, aquí tienes cinco consejos divertidos para distraer y relajar a tu hijo. Estos consejos calman los momentos de tensión y acompañan el aprendizaje de los hábitos de cuidado. La aplicación diaria de una crema adaptada a la piel con tendencia al eczema atópico se convierte en un momento compartido en familia.
Agáchate como una ranita ¿Ves la posición de la rana, inmóvil en el borde del estanque? Pídele que se ponga en cuclillas, con los pies apoyados en el suelo y sin moverse. "Mantén la espalda bien recta, apoya las manos en el suelo y cierra los ojos. Yo cuento hasta 5, luego hacemos el sonido de la rana juntos y volvemos a empezar para repetirlo todas las veces que necesites.
¿PARA QUÉ? La postura permite al niño concentrarse en la posición de la rana y olvidarse del picor. Su repetición es relajante
¡Agita el frasco de la calma! Hacer un "frasco de la calma": en un pequeño frasco de cristal (o botella), mezcla agua caliente, cola líquida, pequeños objetos (botones, semillas, etc.) y unas gotas de colorante. Cierra bien y agita. Cuando aparezca el picor, sugiere a tu hijo que coja el frasco con las dos manos y lo agite diciendo "¡Márchate! ¡Picor, deja mi piel en paz!" El ejercicio se repite tantas veces como el niño necesita.
¿PARA QUÉ? Al agitar el frasco, tu hijo se libera y luego se calma observando atentamente los pequeños objetos que vuelven lentamente al fondo del recipiente.
¡A la alfombra mágica! Túmbate boca arriba y coloca cómodamente a tu hijo boca abajo, barriga con barriga. Explícale que debe inspirar lentamente al mismo tiempo que tú, y luego espirar lentamente y durante el mayor tiempo posible. Tu hijo siente cómo su barriga se hincha y se deshincha al mismo tiempo que la tuya. Puedes acompañar el ejercicio con una pequeña historia: "Imagina que nuestra respiración hace que la alfombra pueda volar y nos lleve por el cielo...".
¿PARA QUÉ? Mediante la respiración abdominal, se centra en la respiración y se va relajando.
Un ejercicio ideal para encontrar la calma interior en una situación de brote, o justo antes de acostarse. ¡Buen viaje al país de los sueños!
¡Jacques lo ha dicho! He aquí una versión adaptada de un famoso juego francés. La idea es sencilla: pide a tu hijo que siga tus instrucciones mientras se aplica un poco de crema en el pecho, los codos... "Jacques ha dicho: da suaves toques en los codos." "Jacques ha dicho: masajea el torso dando grandes círculos...".
¿PARA QUÉ? Una forma divertida y poco convencional de aprender a aplicarse crema a diario, al tiempo que se aprenden las técnicas adecuadas para la piel con picor. Un pequeño juego para hacer una y otra vez, cuando pique un poco, mucho o nada, para que aplicarse la crema se convierta en un placer y no en una obligación, y sobre todo en un hábito.
¿Qué tiempo hace en tu cuerpo? Cuando aparezca el picor, pídele que se ponga el dedo en las zonas que pican y describa el grado de picor en términos meteorológicos: "Chubascos en la espalda/Muchas nubes en los codos/Tormenta en el torso, etc.". En cada fase, haz la mímica del gesto de aplicación adaptado a la zona de tu cuerpo, e invita a tu hijo a hacer lo mismo en su cuerpo con la crema. A medida que avanza la aplicación, ¡el tiempo se calma y ¡vuelve el sol!
¿PARA QUÉ? Una forma lúdica de aliviar las zonas donde más se rasca y familiarizarse con un hábito esencial: la aplicación de la crema diaria.
